Notre Dame enciende la llama de la discordia
DOI:
https://doi.org/10.56039/rgn20a08Palabras clave:
Notre Dame, incendio, restauraciónResumen
El incendio de Notre Dame ocurrido en abril de 2019, ha encendido también la llama de la discordia en torno a la restauración de bienes patrimoniales en general, y a la emblemática catedral, en particular. Las intenciones declaradas por el gobierno francés en relación al tema, lejos de ser unívocas, fueron evolucionando conforme avanzaban los trabajos de acondicionamiento del edificio. La decisión definitiva de conservar y restaurar Notre Dame de manera idéntica, regresándola a su estado anterior al siniestro, contradice claramente sus declaraciones iniciales. La determinación sugiere varias entradas de análisis. Desde la teoría de la restauración enunciada por el conjunto de Cartas Internacionales, esta decisión resulta claramente discutible. Sin embargo, si el análisis se contextualiza a partir del conocimiento de la historia de las prácticas de la conservación de monumentos en Francia, ésta adquiere más sentido. Aun así, soslayando ambas consideraciones, lo más revelador (y un tanto decepcionante) es el carácter prosaico de algunas de las razones que condujeron a esta definitiva determinación. Todo parece sugerir que, para lograr el cumplimiento del plazo de obra previsto para septiembre de 2024, fecha de celebración de las Olimpíadas en París, se optó por transitar caminos aprendidos, desestimando el desafío de lo nuevo, claramente más incierto en sus procesos de gestión y ejecución. Todo ello sucede en un contexto marcado por imponderables tales como la contaminación por plomo, la inestabilidad estructural del edificio y la contingencia sanitaria, entre otros. Las páginas siguientes ofrecen un análisis crítico en torno a esta provisoria tesis.
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